“Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. 30 Y a los que predestinó, a éstos también llamó; y a los que llamó, a éstos también justificó; y a los que justificó, a éstos también glorificó. 31 ¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros? 32 El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas”.
Romanos 8:29-32

Corrie ten Boom conocía mucho sobre el sufrimiento por experiencia propia. Ella y su familia fueron entregados a la Gestapo tras rescatar con éxito a más de ochocientos hombres, mujeres y niños judíos del Holocausto. Pagaron un alto precio, pero eso nunca quebrantó la fe de Corrie en Dios. Escribió: “A menudo he oído a la gente decir: ´¡Qué bueno es Dios! Oramos para que no lloviera durante el dia de campo de la iglesia, ¡y miren qué buen tiempo!´. Sí, Dios es bueno cuando nos da buen tiempo. Pero Dios también fue bueno cuando permitió que mi hermana, Betsie, muriera de hambre ante mis ojos en un campo de concentración alemán. Hay un océano del amor de Dios disponible; hay abundancia para todos. Que Dios les conceda nunca dudar de ese amor victorioso, sean cuales sean las circunstancias”.

Nada de lo que pase en la vida cambia el amor de Dios por nosotros. Él ya demostró ese amor de la manera más sacrificada posible mediante la muerte de Jesús en la cruz para pagar por nuestros pecados. Aunque todos preferiríamos que todo saliera bien, Dios está con nosotros sin importar las circunstancias que estemos atravesando. El amor que mantuvo a Jesús en la cruz es la mayor muestra del cuidado de Dios por nosotros. Aunque a veces nos permite pasar por momentos difíciles y dolorosos, siempre lo hace con su perfecto amor y cuidado. Nunca nos abandona en las pruebas, y siempre podemos confiar en su bondad y fidelidad.

PRINCIPIO DE VALOR PARA EDIFICAR UNA VIDA ESPIRITUAL: Nunca debemos permitir que nuestras circunstancias o nuestro sufrimiento nos hagan dudar del amor de Dios por nosotros.

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí