«En ti, oh Jehová, he confiado; no sea yo confundido jamás; Líbrame en tu justicia. 2 Inclina a mí tu oído, líbrame pronto; Sé tú mi roca fuerte, y fortaleza para salvarme. 3 Porque tú eres mi roca y mi castillo; Por tu nombre me guiarás y me encaminarás. 4 Sácame de la red que han escondido para mí, Pues tú eres mi refugio.»
Salmo 31:1-4

A Ira Sankey le pedían a menudo que cantara mientras viajaba debido a su asociación con D. L. Moody y sus campañas de avivamiento. En 1875, mientras Sankey viajaba a casa para Navidad en un barco de vapor, los pasajeros le preguntaron si cantaría. Sankey no eligió una de sus propias canciones, sino “Salvador como pastor guianos” de William Bradbury. Cuando terminó de cantar, un hombre del público le preguntó si Sankey había servido en la Guerra Civil como parte del Ejército de la Unión, y él respondió que sí. El hombre le preguntó si Sankey recordaba haber cantado esa misma canción una noche de 1862 mientras estaba de guardia. Cuando Sankey lo confirmó, el hombre dijo que lo había escuchado cantar esa noche, solo que era un soldado a punto de dispararle al soldado de la Unión que podía ver de guardia. Pero cuando Sankey comenzó a cantar, el soldado escuchó en lugar de disparar. Le dijo a Sankey: “Esas palabras despertaron muchos recuerdos. Empecé a pensar en mi infancia y en mi madre espiritual. Me había cantado esa canción muchas veces. Cuando terminaste tu canción, me fue imposible volver a apuntar”.

Dios es nuestra protección y libertador, incluso cuando no somos conscientes de su mano obrando. Cuando estamos en problemas o angustia, o cuando enfrentamos peligro, tenemos una fuente constante de ayuda. Con Él de nuestro lado, las pruebas de la vida no tienen por qué atemorizarnos.

«Dios es nuestro amparo y fortaleza, Nuestro pronto auxilio en las tribulaciones. Por tanto, no temeremos, aunque la tierra sea removida, Y se traspasen los montes al corazón del mar;» (Salmo 46:1-2) Nuestro Dios puede obrar de maneras que escapan a nuestro entendimiento para cumplir sus propósitos en nuestras vidas.

PRINCIPIO DE VALOR PARA EDIFICAR UNA VIDA ESPIRITUAL: A menudo no nos damos cuenta de las maneras en que Dios obra para protegernos, pero Él siempre está ahí, incluso cuando no lo vemos.

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí