«¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones, 10 ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el reino de Dios. 11 Y esto erais algunos; más ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios. (1 Corintios 6:9-11)»
I. EL PODER DE LA SALVACIÓN EN LA FAMILIA
Una de las personas que más hizo llegar a las personas a través de las misiones fue Mel Trotter. Conocía de primera mano el poder del evangelio para cambiar una vida. Trotter era un alcohólico que regresó a casa para descubrir que su hijo de dos años había muerto. Creyendo que él era el culpable, juró que nunca volvería a beber. Dos horas más tarde, salía tambaleándose de una taberna. Tomó un tren, donde vendió sus zapatos por dinero para comprar alcohol y suicidarse. De camino aun lago donde había planeado quitarse la vida, pasó por una Misión Bautista y entró. Cuando escuchó el mensaje de salvación a través de Jesucristo, confió en Cristo como su Salvador y su vida se transformó maravillosamente. Se reunió con su esposa y dedicó el resto de su vida a ayudar a alcanzar a otros.
II. EL IMPACTO TRANSFORMADOR DE LA SALVACIÓN EN LA FAMILIA
La salvación que Dios ofrece por gracia a través de la fe a todos aquellos que vienen a Cristo y confían en Él como su Salvador cambia mucho más que su destino eterno. Cambia también todo sobre esta vida. La palabra evangelio significa “buenas nuevas” y el mensaje de salvación, que Dios se dio a sí mismo como un sacrificio de sustitución para que podamos ser limpiados de nuestros pecados a través de su sangre, es la mejor noticia que alguien puede recibir.
III. EL PUENTE HACIA LA SALVACIÓN: JESÚS
Cuando una familia experimenta la obra transformadora de la salvación, esa nueva vida no permanece oculta; irradia hacia la familia y el entorno cercano. El testimonio de alguien rescatado por gracia inspira esperanza y provoca cambios reales en actitudes, hábitos y prioridades. La restauración de relaciones rotas, la sanidad de heridas emocionales y la renovación de propósitos son frutos visibles de la obra divina en el corazón.La familia, al presenciar un cambio genuino, puede ser motivada a buscar las mismas respuestas y encontrarse con la fuente de esa transformación. Así, la salvación no solo afecta a una sola persona, sino que puede convertirse en el punto de partida de una nueva historia para toda la casa, llevando luz, paz y propósito donde antes había incertidumbre o dolor.
Principio familiar, unidos venceremos: No hay una salvación genuina que no produzca una nueva naturaleza y un nuevo carácter en la familia.