“Dice el necio en su corazón: No hay Dios. Se han corrompido, hacen obras abominables; No hay quien haga el bien. 2 Jehová miró desde los cielos sobre los hijos de los hombres, Para ver si había algún entendido, Que buscara a Dios. 3 Todos se desviaron, a una se han corrompido; No hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno.”
Salmo 14:1-3
El reconocido autor y dramaturgo George Bernard Shaw era un ateo devoto y comprometido. El cristianismo le era indiferente y con frecuencia se burlaba de los creyentes. Sin embargo, en el fondo de su corazón reconocía el vacio de su postura, algo que ocasionalmente se reflejaba en su obra. En su obra “Demasiado bueno para ser verdad”, escribió este discurso para uno de los personajes: “La ciencia en la que deposité mi fe está en bancarrota: sus relatos eran más insensatos que todos los milagros de los sacerdotes, sus crueldades más horribles que todas las atrocidades de la Inquisición. Por ella ayudé a destruir la fe de millones de fieles en los templos de mil credos. Y ahora, mírenme y contemplen la suprema tragedia del ateo que ha perdido su fe: su fe en el ateísmo, por la que han perecido más mártires que por todos los credos juntos”.
Sin Dios, el hombre no tiene verdadera esperanza. La existencia de Dios no se puede negar con credibilidad, por mucho que alguien confiese que no es real. El mundo entero es una declaración del poder y la presencia de Dios en nuestras vidas. “Los cielos cuentan la gloria de Dios, Y el firmamento anuncia la obra de sus manos.” Salmo 19:1. Sin embargo, a pesar de las pruebas que nos rodean, muchas personas se niegan a aceptar que Dios es real y que Él es el Juez supremo sobre todo. Si bien esto puede permitir que las personas vivan como elijan en el presente, tiene consecuencias eternas devastadoras. Quienes rechazan a Dios en esta vida pasarán la eternidad sin Él, habiéndose perdido lo que Él les habría dado generosa y gratuitamente si tan solo hubieran creído.
PRINCIPIO DE VALOR PARA EDIFICAR UNA VIDA ESPIRITUAL
Debemos estar atentos a cada oportunidad para compartir el evangelio con quienes están perdidos mientras aún hay tiempo.
