“Así Abraham creyó a Dios, y le fue contado por justicia. 7 Sabed, por tanto, que los que son de fe, éstos son hijos de Abraham. 8 Y la Escritura, previendo que Dios había de justificar por la fe a los gentiles, dio de antemano la buena nueva a Abraham, diciendo: En ti serán benditas todas las naciones.”
Gálatas 3:6-8
Aunque el plan completo del evangelio no se reveló hasta el Nuevo Testamento, la realidad del plan de Dios se puso en marcha mucho antes de que los ángeles se aparecieran a los pastores en las afueras de Belén para anunciar el nacimiento de Cristo. La primera promesa del Mesías venidero fue dada a Adán y Eva (Génesis 3:15), y a lo largo de los años siguientes, Dios continuó confirmando a quienes creyeron y lo siguieron que tenía un plan para su redención final. Pablo describe la promesa de Dios a Abraham como el evangelio, y realmente no era solo una buena noticia, sino la mejor noticia.
A. B. Simpson dijo: “El evangelio les dice a los hombres rebeldes que Dios está reconciliado, que la justicia ha sido satisfecha, que el pecado ha sido expiado, que el juicio del culpable puede ser revocado, la condenación del pecado cancelada, la maldición de la Ley borrada, las puertas del infierno cerradas, los portales del cielo abiertos de par en par, el poder del pecado anulado, la conciencia culpable sanada, el corazón quebrantado consolado, el dolor y la miseria de la Caída deshechos.”
El evangelio tiene el poder de transformar vidas y salvar a los perdidos, algo que ninguna otra cosa puede hacer. Pero ese poder solo transforma esas vidas si se comparte con ellos el evangelio. Esa es la responsabilidad que Dios nos ha dado como hijos suyos, y es una tarea que debemos cumplir fielmente. Jesús dijo: “Y este evangelio del reino será predicado en todo el mundo para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin” (Mateo 24:14). Haber recibido el evangelio nos da la obligación y el privilegio de compartirlo con los demás. No importa dónde estemos, a todos los que conocemos necesitan escucharlo.
PRINCIPIO DE VALOR PARA EDIFICAR UNA VIDA ESPIRITUAL
Dios solo tiene un camino de salvación, y su propósito y plan es que sus hijos lleven ese mensaje a todo el mundo.