“¿No sabéis que los que corren en el estadio, todos a la verdad corren, pero uno solo se lleva el premio? Corred de tal manera que lo obtengáis. 25 Todo aquel que lucha, de todo se abstiene; ellos, a la verdad, para recibir una corona corruptible, pero nosotros, una incorruptible. 26 Así que, yo de esta manera corro, no como a la ventura; de esta manera peleo, no como quien golpea el aire, 27 sino que golpeo mi cuerpo, y lo pongo en servidumbre, no sea que habiendo sido heraldo para otros, yo mismo venga a ser eliminado.”
1 Corintios 9:24-27
Incluso antes de la conclusión de los Juegos Olímpicos de París, varios ganadores de medallas informaron que sus medallas se estaban desportillando, descoloriendo y cambiando de color. El patinador Nyjah Huston, que ganó una medalla de bronce en su evento, publicó su queja en redes sociales. “Las medallas se ven geniales cuando son nuevas, pero se ven peor después de dejarlas sobre mi piel con algo de sudor un rato y dejar que mis amigos las usen durante el fin de semana. Al parecer, no son de la mejor calidad que se podría pensar”. El Comité Olímpico de París prometió reemplazar cualquier medalla dañada.
Lo que más importa nunca es lo mundano. Todo honor y logro humano eventualmente se desvanece. Por eso, mientras vivamos en este mundo, no debe ser el foco principal de nuestras vidas. “No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él” 1 Juan 2:15.
Richard Baxter escribió: “Es lamentable ver cómo la mayoría de la gente malgasta su tiempo y energía en nimiedades, mientras que Dios es ignorado. Aquel que lo es todo les parece nada, y lo que es nada les parece tan bueno como todo. Es lamentable, en verdad, saber que Dios ha puesto a la humanidad en una carrera donde el cielo o el infierno es su fin seguro, que se sienten y holgazaneen, o corran tras los juguetes infantiles del mundo, olvidando el premio por el que deben correr”.
PRINCIPIO DE VALOR PARA EDIFICAR UNA VIDA ESPIRITUAL
Debemos invertir nuestra vida en cosas que perduren para recibir recompensas duraderas.