“No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino que prosigo, por ver si logro asir aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús. 13 Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, 14 prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús.”
Filipenses 3:12-14
En tiempos bíblicos, era común que al ganador de una competición atlética se le entregara una corona de hojas de laurel. Lo mismo se hacía a menudo para un general victorioso tras ganar una batalla. Una corona de hojas no dura mucho. Sin embargo, a veces la gente piensa que, por haber logrado algo en el pasado, ya lo ha logrado. De ahí proviene la expresión “No te duermas en tus laureles”. Pero centrarse en el pasado es mirar en la dirección equivocada. Sin embargo, debemos centrarnos en el futuro, no pensando que ya lo hemos logrado, sino buscando cómo podemos mejorar. Alguien escribio escribió: “Mejorar la calidad y la productividad, para tener éxito en cualquier empresa, debe ser un proceso de aprendizaje, año tras año, con la alta dirección al frente de toda la empresa”.
Nunca llegaremos al punto en la vida cristiana en que sepamos todo lo que hay que saber sobre Dios y su Palabra. Nunca llegaremos al punto en que hayamos vencido el pecado y la tentación de una vez por todas. Nunca alcanzaremos el punto en que hayamos logrado todo lo que se podría hacer en la obra de Dios. Mientras vivamos, debemos seguir adelante, recordando que estar en este mundo significa que aún no hemos logrado todo lo que Dios tiene para nosotros. “Josué era ya viejo y de edad avanzada; y el Señor le dijo: “Siendo Josué ya viejo, entrado en años, Jehová le dijo: Tú eres ya viejo, de edad avanzada, y queda aún mucha tierra por poseer.” Josué 13:1.
PRINCIPIO DE VALOR PARA EDIFICAR UNA VIDA ESPIRITUAL
El momento de dejar de crecer en la gracia y de trabajar para Dios nunca llegará en este mundo.
