Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes. 14 Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad, y vestidos con la coraza de justicia, 15 y calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz. 16 Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno. Efesios 6:13-16

En la antigüedad, las batallas se libraban a corta distancia. Aparte de arcos y hondas, había pocas armas capaces de infligir daño al enemigo. Las tácticas de batalla estándar dictaban que los soldados permanecieran juntos, sosteniendo sus escudos frente a ellos. La mayoría de las batallas se decidían cuando un bando se desbandaba y huía. Era entonces cuando se producían la mayor cantidad de bajas. A menudo, los soldados que huían arrojaban sus armas para correr más rápido. Esto solo los hacía más vulnerables a los ataques, ya que ahora no tenían defensa. En culturas guerreras como Esparta, huir de la batalla se consideraba la peor forma de cobardía. El dicho popular: “Vuelve con tu escudo o sobre él” reflejaba la importancia de la valentía.

La vida cristiana a menudo se describe como una batalla, y eso se debe a que es una batalla espiritual. Para esa batalla, Dios proporciona una armadura y un arma, y espera que las usemos para mantenernos firmes. Las herramientas para la victoria espiritual están en nuestras manos gracias a la provisión y la gracia de Dios, pero la responsabilidad de usarlas con valentía recae en nosotros. Con demasiada frecuencia, los cristianos se alejan del enemigo, abandonando sus defensas y huyendo del campo de batalla. No debemos huir de Satanás, sino resistirlo sometiéndonos a Dios. «Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros» (Santiago 4:7). No podemos resistir a Satanás con nuestro propio poder y fuerza, pero si nos ponemos la armadura y nos mantenemos firmes, saldremos victoriosos.

Principio de valor para edificar una vida espiritual: Aunque los enemigos que nos atacan sean poderosos, no podrán vencernos si nos mantenemos firmes en el poder de Dios.

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