“Todo natural hará estas cosas así, para ofrecer ofrenda encendida de olor grato a Jehová. 14 Y cuando habitare con vosotros extranjero, o cualquiera que estuviere entre vosotros por vuestras generaciones, si hiciere ofrenda encendida de olor grato a Jehová, como vosotros hiciereis, así hará él. 15 Un mismo estatuto tendréis vosotros de la congregación y el extranjero que con vosotros mora; será estatuto perpetuo por vuestras generaciones; como vosotros, así será el extranjero delante de Jehová. 16 Una misma ley y un mismo decreto tendréis, vosotros y el extranjero que con vosotros mora.
Numeros 15:13-16

Dios dio a los hijos de Israel instrucciones detalladas para los diferentes sacrificios requeridos por la Ley. Dependiendo del motivo del sacrificio, ya fuera para expiar un pecado específico o una ofrenda de alabanza y acción de gracias, el pueblo traía diferentes cosas a los sacerdotes para ofrecerlas. Algunas ofrendas requerían un animal, otras se elaboraban con los productos cultivados y cosechados por el pueblo. Toda ofrenda debía hacerse en obediencia a las instrucciones que Dios dio a Moisés para que escribiera y que les fueron encomendadas. Las instrucciones eran las mismas para todos: israelitas de nacimiento y para quienes habían nacido en otros países pero habían llegado a la fe en el Dios de Israel. Todos debían seguir las instrucciones escritas de Dios.

La obediencia a los mandamientos de Dios con respecto a los sacrificios no era un mero ritual. Hacer las cosas como Dios había dicho reflejaba la condición del corazón, que es mucho más importante para Él.


Como escribió David: “Porque no quieres sacrificio, que yo lo daría; No quieres holocausto.17 Los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado; Al corazón contrito y humillado no despreciarás tú, oh Dios.” Salmo 51:16-17.

Venimos a Dios basados en la preciosa sangre que Jesús derramó por nosotros. Y todos venimos a Él de la misma manera. No hay un camino a Cristo para quienes crecieron en un hogar cristiano y otro para quienes no. Todos venimos a Dios por gracia, mediante la fe, basados únicamente en su sacrificio expiatorio por nuestros pecados. Y después de nuestra salvación, como hijos de Dios, Dios desea nuestra obediencia de corazón. Nos ha dado su Palabra escrita y nos llama a todos a seguir sus instrucciones por su gracia en nuestros corazones.

PRINCIPIO DE VALOR PARA EDIFICAR UNA VIDA ESPIRITUAL
Ninguno de nosotros puede venir a Dios en sus propios esfuerzos ni vivir la vida cristiana como le parezca. Todos venimos a Dios por medio de Cristo y estamos ligados a la misma Palabra escrita de Dios.

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