Mas vosotros, hermanos, no estáis en tinieblas, para que aquel día os sorprenda como ladrón.
5 Porque todos vosotros sois hijos de luz e hijos del día; no somos de la noche ni de las tinieblas. 6 Por tanto, no durmamos como los demás, sino velemos y seamos sobrios.
7 Pues los que duermen, de noche duermen, y los que se embriagan, de noche se embriagan. 8 Pero nosotros, que somos del día, seamos sobrios, habiéndonos vestido con la coraza de fe y de amor, y con la esperanza de salvación como yelmo.1 Tesalonsenses 5:4-8
Uno de los eventos pequeños pero cruciales de la Segunda Guerra Mundial ocurrió en Vermork, Noruega, en 1943. Tras conquistar el país, los nazis establecieron allí una planta de fabricación para producir “agua pesada”, un elemento importante para su programa de armas nucleares. Reconociendo la amenaza que representaba la adquisición de bombas atómicas por parte de Hitler, los Aliados probaron varios planes para destruir las instalaciones, pero todos fracasaron. Finalmente, un pequeño equipo de comandos, todos ellos expertos esquiadores, se apostó cerca de la planta. Si bien el puente que conducía a la planta estaba fuertemente vigilado, el barranco que cruzaba no lo estaba. Los alemanes pensaron que nadie podría atravesar el barranco, así que no lo vigilaron en absoluto. Los comandos se infiltraron en la planta, colocaron cargas explosivas temporizadas y se marcharon sin ser detectados. Los daños a la planta supusieron un retraso crucial que impidió a Alemania finalizar su programa nuclear.
Cuando dejamos áreas de nuestra vida sin vigilancia, nos exponemos a un gran riesgo espiritual. Tenemos un enemigo activo centrado en nuestra destrucción y buscando oportunidades para destruir nuestras vidas. “Sed sobrios y velad; porque vuestro adversario, el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quién devorar” (1 Pedro 5:8). Cada día debemos estar en alerta máxima, poniéndonos nuestra armadura espiritual y listos para la batalla. El diablo busca constantemente oportunidades. Si nos encuentra dormidos cuando deberíamos estar vigilantes, seremos derrotados.
Principio de valor para edificar una vida espiritual: Saber que el diablo está trabajando activamente para destruirnos significa que debemos estar en guardia en todo momento.