Pero traed a la memoria los días pasados, en los cuales, después de haber sido iluminados, sostuvisteis gran combate de padecimientos; 33 por una parte, ciertamente, con vituperios y tribulaciones fuisteis hechos espectáculo; y por otra, llegasteis a ser compañeros de los que estaban en una situación semejante. 34 Porque de los presos también os compadecisteis, y el despojo de vuestros bienes sufristeis con gozo, sabiendo que tenéis en vosotros una mejor y perdurable herencia en los cielos. Hebreos 10:32-34
La Gran Pirámide de Giza ha estado en pie durante más de cuatro mil años. Construida para servir como mausoleo de un faraón llamado Keops, esta enorme estructura fue, durante la mayor parte de su existencia, el edificio más alto construido por el hombre en la Tierra. Fue una de las Siete Maravillas del Mundo Antiguo, y es la única que ha sobrevivido en gran parte intacta. No fue construida con la mirada puesta en la comodidad, la conveniencia o el costo, fue construida con la mirada puesta en la permanencia. Cada día nos enfrentamos a elecciones entre lo temporal y lo eterno. Hay una cantidad limitada de horas en cada día y una cantidad limitada de dinero en el presupuesto. La pregunta que enfrentamos es cómo elegiremos invertir nuestros recursos.
Los cristianos sabios entienden que la mayor e importante inversión que podemos hacer es una inversión en las cosas de Dios. Pablo señaló esta verdad cuando escribió para agradecer a la iglesia de Filipos por su apoyo financiero: “ No es que busque dádivas, sino que busco fruto que abunde en vuestra cuenta.” (Filipenses 4:17). Es fácil preocuparse solo por el retorno de la inversión, de nuestros tesoros terrenales. Pero deberíamos estar mucho más preocupados por lo que estamos logrando que perdure. ¿La forma en que gastamos nuestro tiempo, dinero y habilidades está acumulando tesoros en el Cielo? Si no es así, es necesario hacer un cambio importante. Jesús dijo: “Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón” (Mateo 6:21).
Principio de valor para edificar una vida espiritual: No pase su vida concentrado sólo en cosas que pronto pasarán.