Y cuando la abrió, vio al niño; y he aquí que el niño lloraba. Y teniendo compasión de él, dijo: De los niños de los hebreos es éste. 7 Entonces su hermana dijo a la hija de Faraón: ¿Iré a llamarte una nodriza de las hebreas, para que te críe este niño? 8 Y la hija de Faraón respondió: Ve. Entonces fue la doncella, y llamó a la madre del niño, 9 a la cual dijo la hija de Faraón: Lleva a este niño y críamelo, y yo te lo pagaré. Y la mujer tomó al niño y lo crio. Exodo 2:6-9
Cuando Faraón ordenó que todos los bebés varones hebreos fueran asesinados cuando nacieran, no todos estuvieron dispuestos a cumplir con su malvado decreto. Jocabed y Amram ya tenían dos hijos, pero se negaron a matar a Moisés cuando nació. Lo escondieron todo el tiempo que pudieron porque estaban más preocupados por obedecer a Dios que a los hombres. “Por la fe Moisés, cuando nació, fue escondido por sus padres por tres meses, porque le vieron niño hermoso, y no temieron el decreto del rey.” (Hebreos 11:23).
El amor y el cuidado de Dios por su pueblo se ve muy claramente en los acontecimientos que se desarrollaron. La hija de Faraón encontró a Moisés y, en lugar de matarlo como su padre le había ordenado, lo tomó para criarlo como su propio hijo. Miriam, la hermana mayor de Moisés, estaba atenta para ver qué sucedería y se ofreció a buscar a una mujer hebrea para que amamantara al bebé, trayendo de regreso a la propia madre de Moisés para la tarea. A Jocabed le pagaron para que criara a su hijo, y la princesa lo protegió.
El mundo puede intentar todo tipo de cosas para desviarnos o atacarnos, pero Dios siempre tiene el control. Incluso cuando las circunstancias parecen desesperanzadoras, Él puede obrar para liberarnos. A veces, incluso organiza las cosas para que podamos salir airosos de lo que otros han tratado de hacernos. Y en todos los casos podemos confiar plenamente en que Él hará todo lo que ha prometido.
Principio de valor para edificar una vida espiritual: Dios provee amorosamente para todas nuestras necesidades, a veces incluso usando fuentes inesperadas para bendecirnos.