“En cuanto a la ofrenda para los santos, haced vosotros también de la manera que ordené en las iglesias de Galacia. 2 Cada primer día de la semana cada uno de vosotros ponga aparte algo, según haya prosperado, guardándolo, para que cuando yo llegue no se recojan entonces ofrendas. 3 Y cuando haya llegado, a quienes hubiéreis designado por carta, a éstos enviaré para que lleven vuestro donativo a Jerusalén. 4 Y si fuere propio que yo también vaya, irán conmigo.”
1 Corintios 16:1-4
Santiago intentaba ahogar sus penas en la bebida tras la inesperada muerte de su amada esposa. Mientras iba de bar en bar, escuchó música proveniente de una iglesia y entró. Impulsado por el mensaje que escuchó, decidió volver a Dios y se dedicó por completo a la gestión de su negocio. A medida que Santiago crecía, el fundador nunca olvidó la obra de Dios. Además de donar fielmente a su iglesia, Santiago también utilizó sus recursos para ayudar a ministerios y Misiones por todo el mundo. A lo largo de los años, invirtió millones, para asegurar la continuidad de la obra que tan poderosamente había impactado su vida.
El ejemplo para nuestra generosidad no es lo que otros hacen o piensan, sino cómo Dios nos ha bendecido. Nunca debemos olvidar que todo lo que tenemos es resultado directo de su gracia. Podemos y debemos trabajar duro y diligentemente, pero sin la bondad de Dios hacia nosotros, nada de lo que hagamos tendrá éxito. “Sino acuérdate de Jehová tu Dios, porque él te da el poder para hacer las riquezas, a fin de confirmar su pacto que juró a tus padres, como en este día.” (Deuteronomio 8:18).
Sabiendo que nuestros recursos son dones de su gracia, debemos alegrarnos al devolverle una parte de lo que nos ha bendecido. La cantidad de nuestra ofrenda es lo menos importente para Dios como el estado de nuestro corazón.
PRINCIPIO DE VALOR PARA EDIFICAR UNA VIDA ESPIRITUAL
Dar con gozo surge del reconocimiento de que Dios ha hecho posible todo lo que tenemos.
