Por la fe Abraham, siendo llamado, obedeció para salir al lugar que había de recibir como herencia; y salió sin saber a dónde iba.9 Por la fe habitó como extranjero en la tierra prometida como en tierra ajena, morando en tiendas con Isaac y Jacob, coherederos de la misma promesa;10 porque esperaba la ciudad que tiene fundamentos, cuyo arquitecto y constructor es Dios. Hebreos 11:8-10

D. L. Moody conto: “Hace algún tiempo quise enseñarle a mi pequeño hijo lo que era la fe, así que lo puse sobre una mesa. Era un niñode dos años. Me aparté de el un metro o un metro y medio y le dije: “Willie, salta”. El niño me dijo: “Papá, tengo miedo”. Yo le dije: “Willie, te atraparé; mírame fijamente y salta”. El muchachito se preparó para saltar, pero luego miró hacia abajo y dijo: “Tengo miedo”. “Willie, ¿no te dije que te atraparía? ¿Papá te engañará? Ahora, Willie, mírame directamente a los ojos y salta, y te atraparé”. Y el muchachito se preparó por tercera vez para saltar, pero miró al suelo y dijo: “Tengo miedo”. Por fin le dije: “Willie, no me quites los ojos de encima”, y sostuve los ojos del pequeño y le dije: “Ahora salta, no mires al suelo”, y él saltó a mis brazos. Luego me dijo: “Déjame saltar otra vez”.

El mundo nos dice que nos aseguremos de considerar todas las posibilidades y de tener un plan claro antes de empezar. Pero cuando Dios nos dice que hagamos algo, debemos hacerlo ya sea que entendamos completamente cómo se darán todas las cosas y tengamos un conocimiento firme de los detalles o no. La fe no mira el entorno ni las circunstancias. La fe mira al Padre amoroso que hizo la promesa y cree que Él hará exactamente lo que dijo.

Principio de valor para edificar una vida espiritual: La fe en que Dios hará lo que prometió debería vencer cualquier renuencia que tengamos a obedecer.

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