“¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas, y apedreas a los que te son enviados! ¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos, como la gallina junta sus polluelos debajo de las alas, y no quisiste! 38 He aquí vuestra casa os es dejada desierta. 39 Porque os digo que desde ahora no me veréis, hasta que digáis: Bendito el que viene en el nombre del Señor.”
Mateo 23:37-39
Un Niño tenía solo once años cuando su familia se mudó al otro lado del país,. Se alistó en el ejército después de graduarse de la escuela secundaria y fue enviado a Inglaterra durante la Primera Guerra Mundial. Al regresar a casa, abrió un pequeño negocio que se convirtió en un buen negocio. El hombre tenía ochenta y tres años cuando una serie de terremotos alertó a los científicos sobre la probabilidad de erupción del lugar. Junto con otras personas que vivían cerca de la montaña, Este hombre recibió la advertencia de evacuar, pero se negó. La obstinación de este hombre atrajo la atención de periodistas de todo el país. Les dijo a todos los entrevistadores que la montaña nunca le haría daño. El día antes de la erupción del volcán, cinco personas distintas le suplicaron al hombre que se fuera, pero él se negó. Su cuerpo nunca fue recuperado.
Dios, en su gracia, extiende salvación a todos mediante la sangre de Jesucristo. El problema de las personas que no son salvas no es un problema de disponibilidad. Es un problema de voluntad. Aunque Jesús cumplió todas las profecías sobre el Mesías, muchos en su época se negaron a escucharlo. Proclamó el camino de la salvación, pero fue rechazado. “A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron” Juan 1:11. Y si la gente lo rechaza durante mucho tiempo, con el tiempo se acabará y se perderá la oportunidad. Para quienes hemos llegado a la fe en Cristo, esta verdad debería motivarnos a ser testigos fieles y constantes. Dios nos ha encomendado la tarea de compartir el evangelio y debemos hacerlo antes de que sea demasiado tarde.
PRINCIPIO DE VALOR PARA EDIFICAR UNA VIDA ESPIRITUAL
Las advertencias de Dios deben ser atendidas mientras aún hay tiempo o algún día será demasiado tarde.
