«Entonces Jehová dijo a Abram: Ten por cierto que tu descendencia morará en tierra ajena, y será esclava allí, y será oprimida cuatrocientos años. 14 Mas también a la nación a la cual servirán, juzgaré yo; y después de esto saldrán con gran riqueza. 15 Y tú vendrás a tus padres en paz, y serás sepultado en buena vejez. 16 Y en la cuarta generación volverán acá; porque aún no ha llegado a su colmo la maldad del amorreo hasta aquí.» (Génesis 15:13-16)
I. EL DESAFÍO DE LA IMPACIENCIA
Romanos 5:4 «y la paciencia, prueba; y la prueba, esperanza;»
Vivimos en una sociedad que manifiesta mucha impaciencia. Queremos, lo que queremos, y lo queremos en ese momento. Recientemente leí acerca de las grandes empresas que están probando las opciones de entrega en el mismo día para sus clientes que están dispuestos a pagar por el privilegio. Parece que hay un gran mercado para este servicio porque nos hemos acostumbrado a la satisfacción instantánea. Hay algunos que parecen considerar que, pensar en la próxima semana es como “planificación a largo plazo”.
II. LA LECCIÓN DE LA PACIENCIA
Dios obra en un tiempo diferente. Él existe fuera del tiempo, y no hay prisa ni apuro en su programa. Pedro escribió: «Mas, oh amados, no ignoréis esto: que para con el Señor un día es como mil años, y mil años como un día.» (2 Pedro 3:8) Por eso, Dios no tiene prisa. Él está mirando el futuro de una manera diferente a la nuestra. Sus planes abarcan cientos e incluso miles de años, y Sus propósitos son más profundos y ricos que los nuestros. Mientras que, por lo general, simplemente queremos un cambio que haga que nuestras vidas sean más cómodas, Dios está obrando en propósitos que son mucho más grandes y mejores de lo que podríamos saber desear.
III. LA PACIENCIA EN EL TIEMPO DE DIOS
¿Qué significa eso para nosotros en un mundo apresurado? Significa que podemos confiar en Dios con el tiempo de Sus planes. Hoy no estamos listos para lo que Él tiene para que hagamos mañana; de lo contrario, nos lo daría hoy. En lugar de preocuparnos por el futuro, debemos confiar en su sabiduría y cuidado.
Principio Familiar Unidos Venceremos: No debemos caer en la trampa de exigirle a Dios que obre en nuestro tiempo, sino confiar en Su sincronización perfecta.
Desafio familiar: Escribe y memoriza Gálatas 5:22