Mientras él aún hablaba, vinieron de casa del principal de la sinagoga, diciendo: Tu hija ha muerto; ¿para qué molestas más al Maestro? 36 Pero Jesús, luego que oyó lo que se decía, dijo al principal de la sinagoga: No temas, cree solamente.37 Y no permitió que le siguiese nadie sino Pedro, Jacobo, y Juan hermano de Jacobo. Marcos 5:35-37
El hecho de que Jairo se volviera a Jesús en busca de ayuda para su hija es una muestra de lo desesperado que estaba. Como funcionario judío de alto rango, el líder de la sinagoga, se habría visto sometido a una enorme presión para rechazar la afirmación de que Jesús era el Mesías. Los líderes religiosos del país no querían tener nada que ver con este predicador de Nazaret y, como miembro de ese grupo, sabía lo que arriesgaba al pedirle ayuda al Señor. Sin embargo, Jairo fue a ver a Jesús, y Él aceptó ayudarlo. En el camino, la mujer los detuvo, tocó el manto de Jesús y fue sanada. Cuando la gente se acercó y le dijo que su hija ya estaba muerta, él pensó que sus peores temores se habían hecho realidad.
Sin embargo, Jesús se volvió hacia él y le dijo que siguiera creyendo. La situación era imposible. La niña estaba muerta y no había esperanza. ¿En qué tenía que creer Jairo? Solo en Jesús, pero eso era más que suficiente. Y el Señor fue a su casa y resucitó a la niña de entre los muertos. No importa las circunstancias que enfrentemos, podemos elegir la fe en lugar del miedo. Podemos reconocer el poder de Dios y ver que incluso las situaciones imposibles no limitan Su capacidad para obrar. Podemos reconocer la sabiduría de Dios y ver que Él conoce el camino incluso cuando no podemos verlo. Podemos reconocer el amor de Dios y ver que Él nunca nos abandonará ni nos desamparará. Cuando miramos nuestros problemas a través de la lente de la fe, nos damos cuenta de que no tomaron a Dios por sorpresa y que no hay nada que debamos temer.
Principio de valor para edificar una vida espiritual: Cada vez que cedemos al miedo estamos revelando un fracaso de nuestra fe.
