“Jesús les dijo: Mi comida es que haga la voluntad del que me envió, y que acabe su obra. 35 ¿No decís vosotros: Aún faltan cuatro meses para que llegue la siega? He aquí os digo: Alzad vuestros ojos y mirad los campos, porque ya están blancos para la siega. 36 Y el que siega recibe salario, y recoge fruto para vida eterna, para que el que siembra goce juntamente con el que siega.”
Juan 4:34-36
Adoniram Judson sabía que enfrentaría grandes dificultades al ser el primero en llevar el evangelio a la nación de Birmania. El clima era peligroso. La gente hablaba un idioma complejo que casi nadie fuera del país podía entender. La guerra en curso entre Birmania e Inglaterra hizo sospechar a Judson: ser americano y hablar inglés lo identificaba como un enemigo ante las autoridades. Judson sufrió grandes penurias físicas y pasó un tiempo en una dura prisión birmana. Pasaron más de seis años antes de ver a su primer converso. Ciertamente, Judson tenía muchas excusas para renunciar, pero se mantuvo comprometido con la obra. Comprendió la importancia de la tarea y escribió: “La vida es corta. Millones de birmanos perecen. Soy casi la única persona en la tierra que ha aprendido su idioma para comunicar la salvación”.
La necesidad de las personas de escuchar el evangelio no ha disminuido desde que Jesús les dijo a sus discípulos que la cosecha estaba lista. Lo que era cierto entonces sigue siendo cierto hoy. Por todas partes hay personas que pasarán la eternidad en el cielo o en el infierno. Ninguno de nosotros sabe cuánto tiempo viviremos ni cuánto tiempo tendrán los demás para aceptar el regalo de salvación de Dios. Lo que sí sabemos es que no debemos demorarnos. Jesús dijo: “Me es necesario hacer las obras del que me envió, entre tanto que el día dura; la noche viene, cuando nadie puede trabajar.” Juan 9:4. No se garantiza que las oportunidades de hoy sigan presentes mañana. Nada debe impedirnos compartir la buena noticia con la gente mientras aún tengan tiempo de escucharla.
PRINCIPIO DE VALOR PARA EDIFICAR UNA VIDA ESPIRITUAL
Comprender la importancia de la misión de Dios nos ayuda a superar obstáculos y a permanecer fieles en su obra.