Pablo y Silas habían ido a Tesalónica predicando la verdad, pero la gente no fue receptiva. Ahora han ido a Berea, y esta gente ha recibido la verdad con gozo. De hecho, estaban tan asombrados por la predicación de Pablo que les costaba creerla. Necesitaban ir a verificar lo que Pablo les había dicho… para ver si esas cosas eran así. Esto es lo que Dios quería que se prediccara: ¡la transmisión de la VERDAD!

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