“Mas ¡ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque cerráis el reino de los cielos delante de los hombres; pues ni entráis vosotros, ni dejáis entrar a los que están entrando. 14 ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque devoráis las casas de las viudas, y como pretexto hacéis largas oraciones; por esto recibiréis mayor condenación. 15 ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque recorréis mar y tierra para hacer un prosélito, y una vez hecho, le hacéis dos veces más hijo del infierno que vosotros.”
Mateo 23:13-15
D. L. Moody contó la historia de una pintura que vio expuesta en Londres durante uno de sus viajes de predicación a Inglaterra. “Desde lejos, parecía ver a un monje rezando, con las manos juntas y la cabeza inclinada. Sin embargo, al acercarse y examinar la pintura con más atención, ¡se veía que en realidad estaba exprimiendo un limón en una exprimidor! ¡Qué imagen del corazón humano! Examinado superficialmente, se cree que es la fuente de todo lo bueno, noble y agradable en el hombre; pero en realidad, hasta que no es regenerado por el Espíritu Santo, es la fuente de toda corrupción”.
Es fácil para las personas mostrar una fachada superficial que oculta lo que realmente hay en sus corazones. Es fácil decir todo lo correcto en público y hacer lo incorrecto en privado. Pero nunca está bien ser hipócrita. La palabra hipócrita proviene del griego antiguo que significa actor: alguien que solo interpretaba un papel en lugar de ser real. El Señor nos llama a vivir una vida de integridad, no solo cuando otros nos observan, sino en todo momento. Aunque podamos disimular por un tiempo, con el tiempo nuestra verdadera naturaleza se revelará. Sin embargo, comenzando desde adentro hacia afuera, debemos ser ejemplos de seguidores de Jesucristo. “No paguéis a nadie mal por mal. Procurad lo honesto delante de todos los hombre No paguéis a nadie mal por mal; procurad lo bueno delante de todos los hombres.” Romanos 12:17.
PRINCIPIO DE VALOR PARA EDIFICAR UNA VIDA ESPIRITUAL
Si no tenemos un corazón recto, pronto se nos quitará la máscara y se notará en nuestro comportamiento.
