«Y este es el testimonio: que Dios nos ha dado vida eterna; y esta vida está en su Hijo.12 El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida. 13 estas cosas os he escrito a vosotros que creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que sepáis que tenéis vida eterna, y para que creáis en el nombre del Hijo de Dios.» (1 Juan 5:11-13)
G. Campbell Morgan, tras dudar de la Biblia al leer a críticos y científicos, decidió leer solo la Escritura desde el principio hasta el final. Al hacerlo, recuperó su fe y dedicó su vida a predicar la Palabra de Dios.
I. EL PODER TRANSFORMADOR DE LA PALABRA DE DIOS
La palabra de Dios tiene un efecto transformador en la vida familiar. La palabra de Dios debe constantemente influir en nuestra familia ya que por medio de ella podemos regenerarnos cada dia. Es fundamental que su mensaje inspire e impacte de manera continua a cada miembro del núcleo familiar.
II. LA CENTRALIDAD DE LA PALABRA DE DIOS
Hay muchos recursos maravillosos disponibles para las familias en nuestros días, y estoy agradecido por cada uno de ellos. Pero nada puede tomar el lugar de la Palabra de Dios. Necesitamos escuchar predicación y enseñanza regularmente como familia. Necesitamos leerla por nosotros mismos. Debemos memorizarla y guardarla en nuestros corazones. Debemos llenar nuestros pensamientos y meditaciones con la Biblia.
III. EL FRUTO DE LA PLABRA DE DIOS
Cuando ponemos la palabra de Dios en primer lugar en nuestras familias, nuestra fe crece a medida que nos arraigamos y nos basamos en la verdad. La única herramienta completamente perfecta y confiable que se nos da es la Biblia. Podemos creer completamente todo lo que dice y debemos obedecer completamente todo lo que ordena.
Principio familiar, unidos venceremos: A menos que su vida esté llena de la Palabra de Dios, su fe será débil e incierta.
Desafío familiar: Escribe y memoriza Isaías 40:8 «Sécase la hierba, marchítase la flor; mas la palabra del Dios nuestro permanece para siempre.»