“Aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos), 6 y juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús, 7 para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bondad para con nosotros en Cristo Jesús. 8 Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; 9 no por obras, para que nadie se gloríe.”
Efesios 2:5-9
En la fábula de Esopo de la Tortuga y los Patos, la Tortuga quería ver el mundo, pero estaba atada con su casa a cuestas y sus patitas cortas apenas la arrastraban. Un día se encontró con una pareja de patos y les contó su problema. “Podemos ayudarte a ver el mundo”, dijeron los patos. “Agarra este palo con los dientes y te llevaremos muy alto, donde podrás ver todo el campo. La Tortuga agarró el palo firmemente con los dientes, los dos patos lo agarraron uno por cada extremo y volaron hacia las nubes. En ese momento, un cuervo pasó volando. Se quedó muy asombrado ante la extraña visión y gritó: «¡Este debe ser el Rey de las Tortugas!”. “¡Seguro que sí!”, dijo la Tortuga. Pero al abrir la boca para alardear, soltó el palo y cayó al suelo, donde se estrelló contra una roca.
Todo cristiano es cristiano solo por la gracia de Dios. Él nos salva del lodo del pecado y nos da una nueva naturaleza. Luego, en su gracia, nos equipa y nos capacita para realizar su obra en el mundo. Sin embargo, con demasiada frecuencia perdemos de vista que todo lo que tenemos y logramos es solo por su gracia y caemos en el pecado del orgullo. Sin embargo, debemos dar toda la alabanza y gloria a Dios, pues no tenemos nada de qué jactarnos. “¿Dónde, pues, está la jactancia? Queda excluida. ¿Por cuál ley? ¿Por la de las obras? No, sino por la ley de la fe.” Romanos 3:27.
PRINCIPIO DE VALOR PARA EDIFICAR UNA VIDA ESPIRITUAL
Si vivimos en gratitud, reconociendo lo que Dios ha hecho por nosotros, es mucho más fácil resistir la tentación del orgullo.
