Estaba en la sinagoga un hombre que tenía un espíritu de demonio inmundo, el cual exclamó a gran voz,34 diciendo: Déjanos; ¿qué tienes con nosotros, Jesús nazareno? ¿Has venido para destruirnos? Yo te conozco quién eres, el Santo de Dios.Lucas 4:33-34

Los demonios son reales y están activos en nuestro mundo actual. Aunque es un error centrarse obsesivamente en lo demoníaco, también es un error ignorarlo. El diablo tiene muchos agentes en acción y tienen un impacto real en el mundo. Esto era cierto en los días de Jesús y sigue siendo cierto ahora (aunque a veces se manifiestan de maneras diferentes en el mundo moderno). Hay unas veinte referencias diferentes en el Evangelio de Lucas que muestran a Jesús tratando con personas que estaban poseídas por demonios. Varias de estas confrontaciones tuvieron lugar en sinagogas, el equivalente en nuestros días de las iglesias. No todos los que asisten a la iglesia son creyentes, y debemos ser discernidores al tratar con las personas. Juan escribió: “Amados, no creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus si son de Dios; porque muchos falsos profetas han salido por el mundo” (1 Juan 4:1).

Cuando el demonio interrumpió a Jesús mientras enseñaba, el Señor respondió expulsando al demonio del hombre. El punto de esta historia no es que debamos andar por ahí buscando expulsar demonios, sino que el poder de Dios es mayor que el poder de Satanás. El diablo es un ángel caído y creado, y aunque su fuerza es mayor que la nuestra, palidece en comparación con el poder de Dios. El cristiano que está habitado y capacitado por el Espíritu Santo vencerá al diablo.

Principio de valor para edificar una vida espiritual: El poder de Dios es capaz de vencer toda obra del diablo en nuestras vidas.

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