«Perseverad en la oración, velando en ella con acción de gracias; 3 orando también al mismo tiempo por nosotros, para que el Señor nos abra puerta para la palabra, a fin de dar a conocer el misterio de Cristo, por el cual también estoy preso, 4 para que lo manifieste como debo hablar. 5 Andad sabiamente para con los de afuera, redimiendo el tiempo. 6 Sea vuestra palabra siempre con gracia, sazonada con sal, para que sepáis cómo debéis responder a cada uno.» (Colosenses 4:2-6)

I. EL PODER DE ESCUCHAR ANTES DE HABLAR

Tal vez haya escuchado sobre el anciano cuya audición había disminuido a lo largo de los años hasta el punto de que apenas podía entender lo que decían quienes lo rodeaban. Finalmente fue al médico y consiguió un audífono. Cuando regresó después de un mes para un chequeo, el médico preguntó si a los miembros de su familia les gustaba que los escucharan cuando hablaban con él. “No les dije sobre el audífono”, respondió el hombre. “Solo me siento allí y escucho. ¡Hasta ahora he cambiado mi testamento tres veces!”

II. EL PODER DE LA SABIDURÍA AL HABLAR

Dios nos dice en Su Palabra que nuestro hablar debe ser sabiamente balanceado con gracia y sal saliendo de nuestra boca. Hay tiempos para corregir y tiempos para alabar, tiempos para instruir y tiempos para escuchar, tiempos para enseñar y tiempos para testificar. Sin embargo, no hay momentos en que sea correcto chismear, murmurar o criticar con un espíritu duro. Muchas veces hablamos descuidadamente y sin pensar, sin tomarnos el tiempo para considerar el impacto de las palabras que usamos en quienes las escuchan.

III. EL PODER DE NUESTRAS ACCIONES

El mismo pasaje en el que Pablo pidió a la gente que orara para que su hablar fuera eficaz cuando predicaban el evangelio, contiene la instrucción sobre nuestra hablar diario. ¿Ha orado alguna vez para que Dios guíe y guarde sus palabras cuando habla con los demás? Una persona que hace eso no hablará equivocadamente debido al recordatorio de la importancia de lo que decimos para aquellos que nos escuchan.

Principio Familiar, Unidos Venceremos: Elija sus palabras con mucho cuidado, pues tienen un poderoso impacto en la vida de los demás.

Desafío familiar: Escribe y memoriza Proverbios 18:21

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