«Cuando acabó Salomón de hacer a Jehová toda esta oración y súplica, se levantó de estar de rodillas delante del altar de Jehová con sus manos extendidas al cielo; 55 y puesto en pie, bendijo a toda la congregación de Israel, diciendo en voz alta: 56 Bendito sea Jehová, que ha dado paz a su pueblo Israel, conforme a todo lo que él había dicho; ninguna palabra de todas sus promesas que expresó por Moisés su siervo, ha faltado.» (1 Reyes 8:54-56)

I. EL PODER DE LAS PROMESAS DIVINAS

Charles Spurgeon dijo: “A veces comparo las promesas con el gran manojo de llaves del herrero que él trae cuando he perdido la llave de mi cofre y no puedo abrirlo. El herrero está bastante seguro de que de todas las llaves del anillo cabrá una u otra, y las prueba con paciente laboriosidad. Por fin, se abre el cerrojo y puedo recuperar mis tesoros más preciados. Siempre hay una promesa en la palabra de Dios para su caso presente”.

II. LA FIDELIDAD DE LAS PROMESAS DE DIOS

Los desafíos que enfrentamos a medida que avanzamos en la vida requieren fuerza, sabiduría y recursos que están más allá de nuestra capacidad. Pero para cada prueba y carga, hay una promesa en la Palabra de Dios en la que podemos apoyarnos para recibir ayuda, y ninguna de esas promesas que Dios hace falla jamás. Ningún hijo de Dios jamás ha sido rechazado porque el Padre Celestial no tenía los recursos o la capacidad para satisfacer su necesidad. Dios incluso conoce nuestras necesidades antes de que se las llevemos.

III. LA CERTEZA DE LAS PROMESAS DIVINAS

Si bien muchas promesas bíblicas están condicionadas a nuestra obediencia y no pueden reclamarse a menos que cumplamos con las condiciones, todas ellas son absolutamente confiables. Nuestra tarea es llenar nuestros corazones y mentes con la Biblia para que sepamos lo que Dios ha dicho y luego reclamar sus promesas con fe. Cuando lo hagamos, recibiremos lo que Dios nos ofrece.

Principio Familiar, Unidos Venceremos: Podemos confiar en las promesas de Dios con total confianza en cada situación de la vida.

Desafío familiar: Escribe y memoriza 2 Corintios 1:20

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